jueves, 3 de enero de 2019

Las Cruzadas y el avance de la cristiandad


¿Cómo nacieron las cruzadas?


El papa Urbano II convocó un concilio en la ciudad francesa de Clermont. El último día del concilio, en su última intervención, el papa dio un discurso sobre la necesidad de recuperar para la cristiandad la ciudad santa de Jerusalén. Durante su discurso, Urbano II presentó a la gente allí presente, que recuperar la ciudad de Cristo era un escenario único en el que colmarse tanto de recompensas materiales como espirituales.

Realizar una cruzada contra los musulmanes, no fue algo improvisado. La Santa Sede se encontraba sin obstáculos entre la Iglesia y sus creyentes. Por un lado, las monarquías hispánicas se hallaban inmersas en su cruzada contra Al-Ándalus. Por otro, tanto Enrique IV, emperador del Sacro Imperio, Felipe I de Francia y Guillermo I de Inglaterra se encontraban excomulgados. Por tanto, los principales poderes temporales se hallaban fuera de juego, la Iglesia podía dominar la recuperación de Oriente. La Santa Sede vislumbraba un futuro repleto de triunfos. Se imaginaba a la Iglesia de Oriente postrada ante la de Roma. Además, buscaba la anexión de los territorios que se conquistasen en nombre de la cruz.

¿Oposición?

La Iglesia oriental, quien mostraba su oposición a esta, en este contexto de algarabía no todas las voces eran favorables al ideario cruzado. Una de las voces más discordantes la encontramos en la Iglesia oriental, pues suponía perder legitimidad frente a Roma. Constantinopla era custodia de diversas reliquias, el exponente del saber clásico, así de gran singularidad respecto a la Iglesia de Occidente. Permitir las cruzadas suponía para la de Bizancio, no sólo perder la independencia religiosa, si no también, la cultural. 

Pero no sólo se oponía Oriente, sino parte de la cristiandad latina era también contraria. Y es que la idea de cruzada chocó con los ideales monásticos del siglo XI. Para algunos, como para San Anselmo, la paz sólo se encontraba en los monasterios, pues eran la puerta al Jerusalén celestial. Sin embargo, la Jerusalén terrenal era sinónimo de perdición, puesto que solamente era posible conseguirla mediante el derramamiento de sangre.

Desenlace de las cruzadas:

Primera Cruzada (1097-1099)

Los cruzados se fueron abriendo paso a través de Asia Menor. Después de recuperar la ciudad de Nicea, y sitiar Antioquía, llegaron a la ciudad santa en 1099. Tras un largo asedio, que se prolongó durante nueve meses, la ciudad cayó en manos del ejército cruzado. Tras pasar las puertas de Jerusalén, el ejército llevó a cabo un violento saqueo de la ciudad. La violencia fue desatada, ya que se pasó por la espada a toda la población musulmana, no escaparon ancianos, mujeres ni niños. La población judía corrió la misma suerte, siendo quemados en el interior de la sinagoga principal de la ciudad.

Esta fue la creación de un reino latino, cuyo centro se ubicaba en Jerusalén. Este reino se gestionó con estructuras de tipo feudal. Finalizada la campaña, y cobradas las recompensas, muchos de los cruzados optaron por volver a sus tierras de origen, mientras que otros decidieron quedarse en los recién creados estados latinos.



Segunda Cruzada (1147-1149)


La caída del condado de Edesa aceleró la proclamación de la siguiente expedición. En 1145 por el papa Eugenio III, estuvo a cargo de Luis VII de Francia y Conrado III. Ambos destacamentos partieron por tierra hacia Constantinopla. Tanto franceses como alemanes debieron cruzar hacia Asia Menor sin la ayuda de los bizantinos. 

Los ejércitos se encontraron en Nicea, donde los franceses encontraron un ejército alemán bastante mermado. Esto debido a que el ejército de Conrado sufrió dos grandes derrotas. Llegado finales de julio de 1148 se estableció el ataque por la ciudad de Damasco. Las fuerzas musulmanas, enteradas de las intenciones de los cruzados, se encontraban preparadas para la batalla, además las fuerzas musulmanas tenían refuerzos, la batalla por la ciudad se inclinó del lado musulmán, es decir un fracaso de los cruzados, y el fin de la Segunda Cruzada.

Tercera Cruzada (1189-1192)


Tras el fracaso y la recuperación de Jerusalén por parte de los musulmanes en el año 1189, se convocó a una nueva cruzada. Esta nueva expedición sería encabezada por Ricardo Corazón de León, Felipe II Augusto y Federico Barbarroja. Éste último se ahogó en el río Saleph, en Anatolia, sustituyéndolo Leopoldo V. El primer enfrentamiento protagonizado por Ricardo Corazón de León, quien en su ruta hacia Sicilia perdió un barco cargado con botín. Dicho barco fue a para a manos de Isaac Ducas Comneno, emperador de Chipre. Éste, que se había comprometido a devolver el botín, rompió lo pactado con Ricardo. El rey inglés contrariado, decidió conquistar la isla.



El mayor éxito conseguido por esta tercera cruzada fue la recuperación de Acre. Esta ciudad estuvo asediada por el ejército cruzado durante dos años, de los cuales fue recuperada. También por la ciudad de Jaffa. Esta ciudad sería recuperada por Saladino, y nuevamente reconquistada por Ricardo. Jerusalén, no pudo ser recuperada por las tropas cristianas. El rey inglés y el sultán ayubí, decidieron pactar condiciones sobre Jerusalén. La ciudad permanecería en manos de Saladino, pero se permitía el peregrinaje a los cristianos. Esta cruzada tampoco conseguía su objetivo. La guerra en Tierra Santa cada vez aportaba menos recompensas.

Cuarta Cruzada (1202-1204)

Ante el fracaso anterior, se replanteo los objetivos en la última de las grandes cruzadas. Había quedado notorio que las estrategias tomadas anteriormente estuvieron mal hechas. El camino hacia Oriente ya no era fácil de atravesar, por lo tanto, Jerusalén era más difícil de recuperar. Con el cambio de estrategia, se observó que el camino hacia Jerusalén pasaba por conquistar puntos estratégicos de Oriente Medio, así como los puertos. Con predominio francés, la cruzada puso rumbo a Venecia. Se tenía pensado navegar hasta Egipto, lo cual no sería posible. Contratiempos obligaron a los cruzados a desviarse de su objetivo inicial.



Retenidos en la isla de San Nicolás de Lido, los cruzados partieron hacia el reino húngaro. Esta decisión se debió al interés de Venecia por la ciudad húngara de Zara, un punto estrátegico. Si los cruzados ayudaban a Venecia a recuperar Zara, Venecia condonaría el pago de los barcos hacía Egipto. Zara fue conquistada y puesta en manos venecianas.

Recuperar Constantinopla:

Durante el invierno, de manos del pretendiente al trono bizantino, Alejo, llegó una petición de ayuda. Alejo instaba a los cruzados a recuperar Constantinopla, que estaba en manos de Alejo III, a cambio de recompensas. Tras debatirlo, se decidió recuperar Bizancio para Alejo. Por tanto, su viaje hacia Egipto quedaba nuevamente aplazado. Con el ejército cruzado desplazado hasta Constantinopla, se sitió la ciudad. Previendo la caída inminente de la ciudad, Alejo III huyó hacia Mosinópolis. De esta manera, Isaac II, padre de Alejo, era restituido en el trono bizantino. Pero había un incumplimiento del acuerdo, Alejo IV no podía dar el pago de lo acordado.

Ante esto, los cruzados decidieron atacar la ciudad bizantina. Tras un breve asedio, Constantinopla cayó. Se produjo un saqueo de desproporción, donde hubo lugar para todo tipo de delitos y abusos. Saqueada la ciudad, se prosiguió a su reparto, originándose el Imperio Latino de Constantinopla. Balduino IX de Flandes sería el designado para ocupar el trono imperial. La Cuarta Cruzada finalizaba sin haber pisado Tierra Santa.

El fin de las grandes cruzadas:

El Imperio bizantino se encontraba desmembrado y debilitado. El Imperio latino estaba débilmente reforzado. Estas circunstancias llevaron al fin de las grandes empresas cruzadas. Pese a que desde 1213 hasta 1291 hubo nuevas cruzadas, las llamadas menores, no hubo ningún avance con respecto a los musulmanes.

Los objetivos de la Santa Sede, aquellos que Urbano II tenía en mente, fracasaron. No se pudo mantener de forma estable Jerusalén. Mantener de manera permanente las posesiones adquiridas en Tierra Santa se hizo inviable. Tampoco se alivió la diferencia entre Roma y Bizancio, es más, la brecha se hizo irreparable. Ante estas nuevas circunstancias, el fervor cruzado se fue diluyendo entre la cristiandad occidental. Las cruzadas se convirtieron en un sin sentido a la vista de la población católica.



En el siguiente vídeo se puede ver todo el proceso de las cruzadas:


Actividad:

1.- ¿Cuál fue el motivo de las cruzadas a Tierra Santa?, ¿se cumplió su objetivo?

Extraído de : https://lahistoriaheredada.com/las-cruzadas/

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